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Miguel.Simoni

Cómo la disciplina y la felicidad van de la mano

03.02.2018 | ~5 minutos
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¿Qué harías cuando no sabes o no estás seguro de lo que quieres? ¿O cuando quieres muchas cosas, tantas que te abruman?

Lo normal

Cuando he sentido ese impulso y esa pasión por vivir la vida que siempre he soñado, planifico el día siguiente con todo lo que siempre he querido hacer. Levantarme con ganas de comerme el mundo, diluirme en las trivialidades del día, llegar en la noche con la sensación de que ahora si… pero es muy tarde, entonces mejor planifico para no procrastinar mañana, hasta que entro en un círculo vicioso que me lleva ineludiblemente a la conclusión que la vida es así y mi mejor opción es quedarme como estoy…

¿Sabes qué? en lo que llevo de vida, una de las pocas cosas que no dejé por la mitad fue la ingeniería… para muestra, una larga lista de proyectos personales comenzados y nunca terminados, a veces por falta mala gestión del tiempo y otras por inminente obsolescencia (¿ya para qué?).

Culturalmente estamos condicionados para hacer lo que debemos hacer y no lo que queremos hacer SER.

La lección

En uno de esos momentos cuando no sabía qué hacer con mi vida y a la vez quería hacer de todo pero no tenía le dedicaba tiempo a nada de eso, una persona muy cercana me dió uno de los consejos más comeflor (y mira que yo soy comeflor) pero más efectivos y acertados que me han dado en mi vida:

“Tienes que hacer cosas que te hagan feliz.”

¡Pero eso era lo que estaba intentando hacer!, ¡todo lo que me hacía feliz…! ¡pero TODO JUNTO!

“Locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”

-Albert Einstein

Entonces me di cuenta de que no podía hacer todo de un solo golpe porque no “tenía” el tiempo y lo más importante: no tenía disciplina :( … Así que tomé una decisión diferente a todas las anteriores: abandoné todos mis sueños y me compré una consola de videojuegos, porque si voy a “perder” el tiempo que sea en algo que me gusta

Videojuego

Me sentía eufórico porque por primera vez estaba haciendo algo que verdaderamente me gustaba y a la vez me hacía completamente feliz porque no cargaba con el peso de la culpa de perder el tiempo en algo tan poco productivo. Tanto así, que me provocaba cumplir con mis deberes tanto laborales como domésticos a tiempo, sólo para poder jugar más temprano.

Y así, comencé a sentirme más optimista y empecé a hacer ejercicios, pero no por el ejercicio (a mi no me gusta hacer ejercicios y tampoco estoy orgulloso de decirlo, pero ¿qué se le va a hacer?) sino porque para aguantar los veintitantos minutos en la bicicleta elíptica tenía que ver obligatoriamente un capítulo de algún anime y pues sin querer-queriendo, ahora estaba vaciando una de esas listas de espera que tenía ya más de diez años :D

De repente parecía muy lógico que si me lanzaba un maratón de cualquier anime o serie, quedaría agotado con un montón de tareas pendientes y no tendría nada que ver al día siguiente, entonces administraba un sólo capítulo por sesión y además, si al otro día no quería hacer ejercicios pues no sabría qué pasaba a continuación, ¡entonces lo hacía! (incluso fines de semana).

Ahí descubrí que para cultivar mi disciplina no podía empezar con lo que quería hacer, sino con lo que me gustaba hacer, para luego de cultivar el hábito con algo que me resultara placentero, poder arrancar con algo que me reportara otro tipo de beneficios como sacar adelante un proyecto personal, aprender una nueva tecnología, hacer un curso en línea, etc.

Disciplina

Ahora en las noches antes de irme a dormir, me tomo de quince minutos a una hora para hacer algo que me guste y que me haga feliz: un capítulo de un libro, una misión en un videojuego, un capítulo de un anime o serie (haciendo ejercicios ;), etc. De esta forma mi cerebro siente que el día ha valido la pena (y mi corazón, la vida) porque cumplí con mis deberes y además hago las cosas que quiero, que me gustan, que me hacen feliz.

El camino por recorrer…

Camino

Siento que estoy encaminado, dándome la oportunidad de caer y levantarme una y otra vez para seguir adelante, sin culpas ni remordimientos porque, al menos ahora, estoy dando pequeños pasos para ser la persona que quiero ser (o quien en realidad SOY) haciendo lo que siempre he querido hacer y que nunca le dediqué el tiempo que me hubiese gustado.

El trabajo ya no me pesa como antes, por lo tanto soy más productivo y eso se debe a que todos los días tengo ganas de hacer las cosas que debo y que quiero, de dedicarme tiempo a mi, de probar cosas nuevas y en el camino conseguir más cosas que me apasionan y que no tenía ni idea que podía hacer o que tenía la habilidad para ello.

Apenas estoy comenzando por este camino que hasta ahora me ha dado buenos resultados: me siento mejor conmigo mismo, más agradecido con la vida y más equilibrado en mis actividades :)

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